Los alimentos energéticos son aquellos con altos contenidos de grasa o lípidos y/o de hidratos de carbono.
Por el contrario, los alimentos ricos en proteínas son formadores y los que son ricos en vitaminas y minerales son reguladores.
Las grasas o lípidos son la fuente más concentrada de energía alimenticia. De hecho, contienen el doble de calorías que los hidratos de carbono.
Químicamente, se trata de compuestos orgánicos de carbono, hidrógeno y oxígeno que se caracterizan por ser insolubles en agua,
Sus principales funciones son:
•Aportarle energía al organismo.
•Recubrir y proteger los órganos vitales, de modo tal de evitar que se lesionen.
•Facilitar la correcta absorción y asimilación de vitaminas liposolubles, tales como la A, D, E y K.
•Regular la temperatura corporal.
•Mejorar el sabor y la textura de los alimentos.
Clasificación
Las grasas o lípidos se encuentran divididas de la siguiente manera: saturadas e insaturadas o no saturadas.
•Grasas saturadas:
Contienen todos los átomos de hidrógeno posible según las leyes de composición química y es por esa razón que reciben el nombre de “saturadas”. Se trata de la opción menos saludable, ya que su consumo tiende a incrementar peligrosamente el nivel de colesterol malo en la sangre.
Salvo excepciones, son de origen animal y en este grupo se encuentran lo siguientes alimentos:
oHuevos.
oEmbutidos.
oChacinados
oCarnes en general (vaca, cerdo, cordero, etc.)
oLeche entera.
oQueso entero.
oCrema de leche.
oCremas heladas.
oManteca.
oMargarina.
oChocolate.
oAderezos industrializados
oAceite de coco.
Grasas insaturadas o no saturadas
Desde el punto de vista químico, contienen dos átomos de hidrógeno menos y eso es, precisamente, lo que las convierte en “no saturadas”.Se trata de la opción más saludable y recomendable, ya que no sólo no elevan el colesterol malo de la sangre, sino que elevan el bueno, con su consiguiente efecto cardioprotector.
Esta clasificación incluye los siguientes alimentos:
oAceites vegetales (oliva, girasol, maíz, uva) siempre que estén crudos, ya que al freírlos se convierten en grasas saturadas.
oPescados.
oFrutas secas (nueces, almendras, maní, etcétera)
oPalta.
De donde obtener grasas
Es importante obtener las grasas o lípidos que el cuerpo necesita no de las fuentes animales que proveen grasas saturadas sino de las vegetales que proporcionan saludables grasas insaturadas. La excepción al respecto son los lácteos que proporcionan calcio y otros importantes nutrientes y resultan excelentes en muchas etapas de la vida, especialmente en la niñez y el embarazo. En el caso particular de este grupo de alimentos, se recomienda ampliamente ingerirlos en su forma descremada. Efectivamente, el mercado actual ofrece leche y yogurt descremados y quesos light que poseen un porcentaje de grasas saturadas sensiblemente menor.
Hecha esta salvedad con respecto a los lácteos, la recomendación es obtener las grasas de aceites vegetales crudos, pescados, frutas secas y palta.
Los hidratos de carbono, carbohidratos o glúcidos constituyen uno de los principales combustibles (junto a las grasas o lípidos) que le aporta al organismo la energía necesaria para que pueda funcionar de manera saludable y eficiente. De hecho, siguen siendo la fuente energética privilegiada para buena parte de la población mundial actual debido a su capacidad de conservación, su facilidad para adquirirlos y, muy especialmente, su precio económico. Dependiendo de la región que se considere, pueden llegar a proporcionar entre el 40 y el 80% de las calorías totales. Efectivamente, gran parte de los países latinoamericanos, africanos y asiáticos obtienen la mayor parte de sus calorías de alimentos ricos en almidones (hidratos de carbono complejos) tales como los cereales y los tubérculos.
Químicamente, están constituidos por moléculas de carbono, hidrógeno y oxígeno, las cuales al entrar en combinación con el oxígeno llevado por la sangre, desprenden energía.
Clasificación
Dependiendo de la complejidad de su estructura química se dividen en dos grandes grupos: complejos y simples, que podrían asimilarse de manera general a dos conceptos que, seguramente, el lector comprenderá mejor: harinas y azúcares.
Los primeros, esto es los complejos, suponen para el cuerpo un mayor “trabajo” en tanto y en cuento el organismo debe “romperlos” para transformarlos en simples. Eso hace que sean una fuente de energía lenta y a largo plazo.
Por el contrario, los carbohidratos simples ya se presentan reducidos a su forma más elemental, el organismo no debe “tomarse el trabajo” de desintegrarlos y, como consecuencia de ello, suponen una fuente energética más rápida, pero también de más corta duración.
Dicha estas primeras palabras que, seguramente, habrán situado al lector en la idea de lo que son los hidratos de carbono, hablemos con detenimiento de cada uno de ellos.
Los hidratos de carbono simples.
Se trata de azúcares, lo cual implica que tienen un sabor dulce y son solubles en agua.
Los hidratos de carbono complejos
Los carbohidratos complejos tienen un peso molecular más alto que los simples, no son dulces, frecuentemente son insolubles en el agua y tienen una textura y consistencia característica e importante, lo que implica sensaciones específicas y potentes al degustarlos.
Se encuentran en los almidones o féculas que se obtienen de los cereales (trigo, avena, centeno, arroz, maíz) utilizados para la fabricación de, en primer lugar, harinas y, luego, de todos los productos de ellas derivadas: pan, galletitas, fideos, etc.
Por el contrario, los alimentos ricos en proteínas son formadores y los que son ricos en vitaminas y minerales son reguladores.
Las grasas o lípidos son la fuente más concentrada de energía alimenticia. De hecho, contienen el doble de calorías que los hidratos de carbono.
Químicamente, se trata de compuestos orgánicos de carbono, hidrógeno y oxígeno que se caracterizan por ser insolubles en agua,
Sus principales funciones son:
•Aportarle energía al organismo.
•Recubrir y proteger los órganos vitales, de modo tal de evitar que se lesionen.
•Facilitar la correcta absorción y asimilación de vitaminas liposolubles, tales como la A, D, E y K.
•Regular la temperatura corporal.
•Mejorar el sabor y la textura de los alimentos.
Clasificación
Las grasas o lípidos se encuentran divididas de la siguiente manera: saturadas e insaturadas o no saturadas.
•Grasas saturadas:
Contienen todos los átomos de hidrógeno posible según las leyes de composición química y es por esa razón que reciben el nombre de “saturadas”. Se trata de la opción menos saludable, ya que su consumo tiende a incrementar peligrosamente el nivel de colesterol malo en la sangre.
Salvo excepciones, son de origen animal y en este grupo se encuentran lo siguientes alimentos:
oHuevos.
oEmbutidos.
oChacinados
oCarnes en general (vaca, cerdo, cordero, etc.)
oLeche entera.
oQueso entero.
oCrema de leche.
oCremas heladas.
oManteca.
oMargarina.
oChocolate.
oAderezos industrializados
oAceite de coco.
Grasas insaturadas o no saturadas
Desde el punto de vista químico, contienen dos átomos de hidrógeno menos y eso es, precisamente, lo que las convierte en “no saturadas”.Se trata de la opción más saludable y recomendable, ya que no sólo no elevan el colesterol malo de la sangre, sino que elevan el bueno, con su consiguiente efecto cardioprotector.
Esta clasificación incluye los siguientes alimentos:
oAceites vegetales (oliva, girasol, maíz, uva) siempre que estén crudos, ya que al freírlos se convierten en grasas saturadas.
oPescados.
oFrutas secas (nueces, almendras, maní, etcétera)
oPalta.
De donde obtener grasas
Es importante obtener las grasas o lípidos que el cuerpo necesita no de las fuentes animales que proveen grasas saturadas sino de las vegetales que proporcionan saludables grasas insaturadas. La excepción al respecto son los lácteos que proporcionan calcio y otros importantes nutrientes y resultan excelentes en muchas etapas de la vida, especialmente en la niñez y el embarazo. En el caso particular de este grupo de alimentos, se recomienda ampliamente ingerirlos en su forma descremada. Efectivamente, el mercado actual ofrece leche y yogurt descremados y quesos light que poseen un porcentaje de grasas saturadas sensiblemente menor.
Hecha esta salvedad con respecto a los lácteos, la recomendación es obtener las grasas de aceites vegetales crudos, pescados, frutas secas y palta.
Los hidratos de carbono, carbohidratos o glúcidos constituyen uno de los principales combustibles (junto a las grasas o lípidos) que le aporta al organismo la energía necesaria para que pueda funcionar de manera saludable y eficiente. De hecho, siguen siendo la fuente energética privilegiada para buena parte de la población mundial actual debido a su capacidad de conservación, su facilidad para adquirirlos y, muy especialmente, su precio económico. Dependiendo de la región que se considere, pueden llegar a proporcionar entre el 40 y el 80% de las calorías totales. Efectivamente, gran parte de los países latinoamericanos, africanos y asiáticos obtienen la mayor parte de sus calorías de alimentos ricos en almidones (hidratos de carbono complejos) tales como los cereales y los tubérculos.
Químicamente, están constituidos por moléculas de carbono, hidrógeno y oxígeno, las cuales al entrar en combinación con el oxígeno llevado por la sangre, desprenden energía.
Clasificación
Dependiendo de la complejidad de su estructura química se dividen en dos grandes grupos: complejos y simples, que podrían asimilarse de manera general a dos conceptos que, seguramente, el lector comprenderá mejor: harinas y azúcares.
Los primeros, esto es los complejos, suponen para el cuerpo un mayor “trabajo” en tanto y en cuento el organismo debe “romperlos” para transformarlos en simples. Eso hace que sean una fuente de energía lenta y a largo plazo.
Por el contrario, los carbohidratos simples ya se presentan reducidos a su forma más elemental, el organismo no debe “tomarse el trabajo” de desintegrarlos y, como consecuencia de ello, suponen una fuente energética más rápida, pero también de más corta duración.
Dicha estas primeras palabras que, seguramente, habrán situado al lector en la idea de lo que son los hidratos de carbono, hablemos con detenimiento de cada uno de ellos.
Los hidratos de carbono simples.
Se trata de azúcares, lo cual implica que tienen un sabor dulce y son solubles en agua.
Los hidratos de carbono complejos
Los carbohidratos complejos tienen un peso molecular más alto que los simples, no son dulces, frecuentemente son insolubles en el agua y tienen una textura y consistencia característica e importante, lo que implica sensaciones específicas y potentes al degustarlos.
Se encuentran en los almidones o féculas que se obtienen de los cereales (trigo, avena, centeno, arroz, maíz) utilizados para la fabricación de, en primer lugar, harinas y, luego, de todos los productos de ellas derivadas: pan, galletitas, fideos, etc.
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